sábado, 24 de septiembre de 2011

Todas somos Luna






Mujer eres luna 
eres magia, 
eres intensidad y entrega, 
eres esencia. 

Aquellos que osen criticarte
Recuerda el testigo de cómo vives tu verdad, tu entrega y tu autenticidad.
recuerda el testigo de las muchas luces que eres a la vez.
Diosa en tu verdad

Para ti Amiga… hermana… cómplice… maestra…

Luna Nueva
vives en mis sueños,
esperanzas e ilusiones,
en mis añoranzas y renacer de mujer.
aparece la luz… 
y me vas llenando de ti
poco a poco
Creciente…

Me transformas
De eterea cobro forma, imagen, espacio.
dibujas con sonido
y acaricias con colores
la intensidad de mi fuego,
gota a gota me llueves de luz,
en cada instante.
Dentro pasas a ser Llena…

Extasías, drogas al ego!
lo palpo afuera, adentro…
te hago mía
absorbiéndote completa,
disfruto esa cúspide que llamo meta..
me excita…
llenándome de ego...
uso la máscara…
pasa el tiempo, sin tiempo…

Sucede… no entiendo!
mutas, te  desvaneces
adviene el caos
pierdo el control
bajas la luz y me desnudas
el alma, lo que soy…

Soy Amor. Dudas. Fe.
Luz y sombra.
Angel. Demonio.
Añoranza y libertad.
Eco en mi silencio.
Abismo profundo…
Soy Música macabra
y canto celestial,
soy sentimiento vivo y muerto

Menguante…

Se cierra el ciclo,
en el ocaso cargado de mi,
sentimientos… nostalgias…
paz y tormenta…
Mi fe y dudas…
mis luces y sombras…
hacen orgía una y otra vez
reconciliándose
con o sin mi consentimiento…
Apenas entiendo…
Me reinicio otra vez
aquí y ahora…

Maestra
insinúas a que pase de nivel,
mi yo protagonista,
en escenarios diferentes,
con nuevos actores…
en el devenir de mi esencia
en Luna Nueva
 y otra vez…
vives en mis sueños,
esperanzas e ilusiones,
en mis añoranzas y renacer de mujer…
aparece la luz… 
y me vas llenando de ti
poco a poco
Creciente…
 












domingo, 18 de septiembre de 2011

El alma, la diosa que despierta.







Al abrir los ojos encontró la salida del laberinto de la forma. Olvidó sus curvas y la textura del tapiz. Despertó  el alma la diosa que llevaba dentro. Apenas podía creer el derroche de sensualidad de cada uno de sus suspiros, su roce era como la seda. Disfrutaba la sensación de danzar con la caricia de la lluvia.

En vez de lágrimas, reía en su exilio, el tiempo sabia a infinito y como una droga redentora era todas las veces al compás de esos, que llaman recuerdos.

Recorría el tunel sin detenerse  y no regresó al cuerpo.

La ilusión sin miradas que decir



La ilusión de permanencía es uno de los más crueles espejismos, se refleja en la herida, incendiando el abismo profundo y vacío. Más temprano que tarde los sueños se le fugan por los ojos, latiendo la vida misma sin fijarse en que paredes colgó todos los secretos.

Tan inocente como culpable anhela hacerse realidad en los sueños, araña con imágenes la muy desgraciada, conoce el artificio de abrir o cerrar el grifo para que escriban  los ojos. Tan divina y placentera que conduce  por el camino agridulce de beber el néctar de las consecuencias.


Cuando se  queda sin miradas que decir, así calla su silencio.

El antifaz







Se le desgarró toda el alma, al no poder evadirle en sus sentidos, recuerdos y nostalgias. Un yo pisoteado con ansías de morir siente que se disolvió como el humo que se aleja y no vuelve.

Sus armas de defensa ante su dolor son muy pocas, el salir a la calle sin la esperanza de quedarse,
el refugiarse en los recuerdos buscando la demencia como cura, gritar en silencio con el sentimiento congelado, ser hueco en lo bajo, un abismo sin fondo, música macabra, atardecer sin ocaso, ser sentimiento muerto, lienzo sin color.

Lúgubre deambula entre la gente con el antifaz de la cordialidad, como un espectro
en la  oscuridad del vacío, mientras cae la lluvia de dolor que no escampa, con tristeza y  amor todavía.

Se consuela con  la esperanza de poder olvidarle, le pide a su dios que seas feliz y que su alma le recuerde sin remordimiento y con amor.


La pared y el recuerdo

 




Colgó el recuerdo en la pared, la imagen cobró vida borrando cualquier indicio de pasado. Un nido de nostalgias en ecos presos arden en las sombras, la pared mira timidamente entre sus grietas y la voluntad de la lágrima cae inerte en sacrificio para bañar el vacío, donde se encuentra su ausencia.


Al cerrar los ojos a penas soporta la continuación de la película, se detiene en un acto de lucidez cobra fuerza el presente.